09 DIC 2010 11:57
Level 5 ha encontrado el camino del éxito. Es de esos desarrolladores japoneses que siguen siendo fieles a la idea en la que fundaron su estudio y la está llevando hasta las últimas consecuencias. Productos de esa perseverancia son el aclamadísimo (ya mundialmente) Profesor Layton o el que será su próximo éxito (me juego el pulgar de la X... y la A) Inazuma Eleven.
Ambos tienen un factor en común más allá de su estilo artístico, el tempo del juego o ciertos aspectos en la personalidad de los protagonistas. Los dos juegos se lanzaron en Japón y cuando se vio que funcionaban se sacaron de 'niponlandia' y se llevaron al resto del mundo, no sin antes una buena revisión de los conceptos para evitarse posibles choques culturales. A día de hoy Layton, sin ser uno de esos héroes a lo Nathan Drake o Ezio Auditore, les da alguna patada en el culo a estos hablando de rentabilidad (es un juego de DS, recuerden, sólo DS).
Inazuma Eleven, un jueguecito de rol basado en el concepto de los Pokémon y con temática futbolística que saldrá el 28 de enero, ya apunta maneras. De momento la serie de televisión ya empieza a hacerse fuerte en la parrilla y el merchandising está al caer en Europa. El nuevo desembarco de Level 5 ataca por tierra, mar y aire. Otro que debutó hace un par de años en Japón.
Hoy se lanza en la tierra del sol naciente Ni no Kuni, un título desarrollado por Level 5 y en el que ha colaborado Studio Ghibli en las animaciones. Nada menos que los creadores de la Princesa Mononoke, casi nada... y eso que es un juego de DS (en 2011 sale la versión para PS3). Pues bien, dicen que el juego, otro título de rol que , seguro, vendrá acompañado de serie de televisión, película y demás, ya tiene unas 600.000 reservas, superando a cualquier juego anterior de Level 5. Sabéis como yo que hasta dentro de un par de años, una vez que los japos se hayan hartado de jugarlo y rejugarlo, no veremos ni los títulos de crédito de Ni no Kuni. Y sin embargo, son estos pequeños juegos, los que rompen con la globalización y con los lanzamientos mundiales, los que alimentan esa vieja sensación que se tenía hace veinte años de hojear una revista y pensar que quizá algún día esas máquinas infernales también llegarán aquí.
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